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Abuso sexual infantil. Prevención e instalación del trauma.

Abuso sexual infantil. Prevención e instalación del trauma.

 Abuso sexual infantil

Abuso sexual infantil (ASI) deja una marca profunda en la víctima, condenándolo a sufrir en el anonimato las secuelas de tal acontecimiento traumático, sólo en muy pocos casos la víctima tiene la fuerza para denunciar y romper ese control perverso, pero ello va a depender del apoyo familiar que tenga el infante y de que se le preste atención a su llamado de auxilio. En la actualidad es muy peligroso pensar que las quejas de los infantes son sólo invenciones fantasiosas, debido a que se viven tiempos de mucha descomposición social, ante cualquier indicio de ASI conviene tomar en cuenta lo que Giberti, S/f escribe:

 

Para que el ASI ocurra y se mantenga, el abusador recurre a mecanismos de extorsión, amenazas y manipulación afectiva, porque en general es una persona conocida y querida por el niño. El cómplice del abuso sexual es el silencio. Al contrario de lo que indican los prejuicios sociales, los niños no mienten cuando cuentan estas vivencias, entonces, “No creerles a los niños y niñas es acumular goces en el océano de perversiones con las que el abusador se satisface”. (Página 12)

 

Por otro lado, es importante tener en cuenta que el trauma generado por ASI es sufrido en dos tiempos, uno a priori y otro a posteriori, esto quiere decir que en el momento en que el infante está siendo víctima del poderío aplastante del adulto, se sufre físicamente por el dolor de la penetración, pero, a su vez, no entiende el niño la razón de que dicho acto se lleve a cabo sobre su humanidad (trauma a priori). La realidad es que el niño no tiene conocimiento aún de la sexualidad humana, porque está en etapa de desarrollo, ya será hasta la adolescencia, cuando entre a la genitalidad, que comprenderá que fue víctima de un hecho aberrante por parte de un adulto, es lo que se le llama trauma a posteriori.

Ahora bien, una vez que el sujeto víctima de ASI llega a la adolescencia, se  autocastiga pensando que él es en parte responsable de no haber parado el abuso del que fue víctima, pero no hay que perder de vista que ahora ya es un adolescente que entiende en que consiste la genitalidad y lo piensa como un adolescente y no como un niño, recordemos que el evento traumático ocurrió cuando él solo era un niño, y que el victimario fue, en la mayoría de las veces, (casi siempre) alguien con fuerza moral ante los familiares, además de la fuerza física, ante este autocastigo es importante tomar en cuenta  lo que Ferenczi, S. en 1984 escribió:

Los niños se sienten física y moralmente indefensos, su personalidad es aún débil para protestar, incluso mentalmente, la fuerza y la autoridad aplastante de los adultos los dejan mudos, e incluso pueden hacerles perder la conciencia. Pero cuando este temor alcanza su punto culminante, les obliga a someterse automáticamente a la voluntad del agresor, a adivinar su menor deseo, a obedecer olvidándose totalmente de sí e identificándose por completo con el agresor. (pp. 139-149).

Finalmente, no hay que perder de vista que el abuso sexual infantil es perpetrado, en la mayoría de los casos, por gente de confianza: tíos, primos, sacerdotes, amigos de la familia, compadres, estas personas se aprovechan de que los padres de familia bajan la guardia porque creen imposible que gente de confianza sean capaces de tal atrocidad, es ahí donde el victimario se va posicionando lentamente y comete el acto aberrante. Tampoco se trata de desconfiar a ultranza de todas las personas amigas de la familia y vivir paranoico, pero si es sumamente importante que los padres eduquen a sus hijos a responder correctamente ante cualquier intento de seducción por parte de un adulto, el exceso de confianza no es bueno, ni tampoco de desconfianza, pero es vital que el niño o niña sea educado para responder y alzar la voz ante cualquier intento de seducción.

Bibliografía:

Ferenczi, S. (1984). Confusión de Lengua entre los Adultos y el Niño en Obras Completas. Tomo IV, cap. IX. Madrid: Espasa-Calpe. 1984. Recuperado de: https://es.scribd.com/doc/48763045/Ferenczi-Sandor-Obras-Completas

Giberti, E. (2008). Psicólogos y psicólogas en la esfera pública. Página 12 el 3 de julio de 2008. Recuperado de: http://www.evagiberti.com/category/psicoanalisis-y-psicologia/

Abuso sexual infantil

Niña llorando” por TECHO licenciado bajo CC BY-NC-ND 2.0

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